domingo, 4 de octubre de 2015

El milagro de la vida

https://www.facebook.com/123553327675696/videos/827118627319159/?pnref=story


El milagro de la vida, la importancia de los cuidados y la adherencia a lo que los médicos nos recomiendan, además del amor de los padres, familia y seres queridos que están al pendiente de los procesos del desarrollo o evolución de las personas.
El milagro de la vida y tú fuiste uno de esos milagros!!
Bello..

CONSTRUYENDO POSIBILIDADES (ESPACIO DE CONVERSACIÓN, REFLEXIÓN Y PSICOTERAPIA)




La vida es un abrir y cerrar ciclos, hace una semana me dispuse a cerrar uno en mi vida, y hace unos días otro, en muchas ocasiones se puede sentir una enorme incertidumbre pero que a la vez un abrir de múltiples posibilidades.
¿Cuántas veces no hemos tomado la iniciativa de algo por temor?, bueno eso a todos nos pasa, no importa que seas abogado, administrados, estilista, electricista, incluso ni psicólogo.
¡Atrévete!…todos los días podemos hacer cosas nuevas, caminemos sin ninguna atadura!!!


TE INVITO A CONOCER MI NUEVO ESPACIO DE CONVERSACIÓN, REFLEXIÓN Y PSICOTERAPIA QUE TAMBIÉN PUEDE SER TÚ ESPACIO.

martes, 25 de agosto de 2015

La H pide la palabra "Cuento para reflexionar"



El Congreso Anual de Vocales y Consonantes se desarrollaba con tranquilidad, cuando la H estiró una mano para pedir la palabra.
—Te escuchamos —le dijo la T, que presidía el encuentro.
La H carraspeó y, sin timidez, expuso:
— ¡Estoy harta de ser silenciosa! ¡Quiero sonar!
El alboroto alfabético que se armó fue tremendo. La T llamó al orden y pidió a la H que se explicara mejor.
—Y... sí, todas tienen sonido. Yo, nada. Chicas, aparezco en palabras tan importantes como "hijo", "hogar" e incluso "hablar", pero la gente ni me pronuncia y son pocos los que se acuerdan de mí y me utilizan al escribir. ¡Exijo mi derecho a sonar! Aunque sea parecido a otra letra.
— ¿Y yo qué? Sueno a U o a V. Si estaré en treinta palabras es mucho. Y no me quejo —le replicó la W.
—No sabes el dilema que es compartir un sonido con otras —dijo la Q mirando de reojo a la C y la K, que asentían con las cabezas.
—A mí me pasa lo mismo. Encima somos víctimas de los horrores de ortografía —agregó la Z que compartía un triste
destino con la S y la C.— ¡Yo, en minúscula, tengo punto como la J y no hago tanto drama! —agregó la I—. Aunque confieso que es injusto que la U a veces se dé el lujo de tener dos y diga entonces que es otra letra.
—Tienes dos patas y dos brazos. Yo no puedo decir lo mismo —le gritó la M que vivía renegando por su parecido con la N y
la Ñ, que además tenía sombrerito.
La H seguía entercada.
—No me importa. Necesito un sonido que me dé personalidad. Dependo del lápiz o la lapicera y eso no es vida. ¿A quién le gusta depender de otro?
El resto del abecedario se miró. Algo de razón tenía. La T volvió a tomar el control.
— ¿Qué sonido se te ocurre, querida?
—No sé, me gusta el de la F...
—Ah, no, yo no cedo nada —se excusó la F que ya había batallado con la H por el derecho de la palabra "fierro", entre otras.
—También me gusta el de la V.
— ¿La alta o la pequeña?
—La de "vaca" —respondió la H.
—Te entendemos, pero ninguna puede cederte su sonido. Se me ocurre que tendrás que salir a buscarte uno propio
—sugirió la D, muy comprensiva.
A la T, la propuesta le pareció aceptable.
—Eso, tienes un año, hasta el próximo congreso, para encontrar un sonido para sonar.
Todas estuvieron de acuerdo. La H fue a su casa, armó las maletas y partió a buscar lo que tanto quería.
Se le ocurrió que el viento podría prestarle alguno de sus tantos sonidos. Con bufanda, guantecitos y pasamontañas viajó al Polo Sur, donde el viento tiene su residencia de invierno. Luego de explicarle, el tío le dijo que encantado, pero no le convenía:
—Si te cedo algún sonido, en cuanto te pronuncien van a volar sombreros, papeles, hasta techos. La gente evitará usarte.
A la H le pareció razonable. Se fue a hablar con el mar. En traje de baño, sandalias y lentes oscuros, llegó a la playa. Bajo una sombrilla escuchó cómo el mar la convencía de lo poco conveniente de sonar como un choque contra las rocas, un tifón o un maremoto.
—Cada vez que te usen cundirá el pánico.
A la H le sonó coherente. Se fue a ver a las aves. Los pájaros le explicaron que ellos vivían cantando y eso no era apropiado para una letra.
—Imagínate los tímidos. ¿Y los que desafinan? —le dijo un canario—. ¿Quién va a usar una letra que suena a cacareo de gallina o graznido de cuervo?
Tenía razón. Así como los animales de la selva, el desierto y la montaña. A los del fondo del mar ni los consultó. El fuego, la música, los insectos, hasta las máquinas también lograron convencerla con sus argumentos.
Así, yendo y viniendo, pasó un año. La H seguía sin sonar. Frustrada, se sentó en un paraje solitario y lloró. Entonces, sintió un zumbido que no sonaba pero estaba. Era el silencio. Ni se le había pasado por la cabeza consultarlo. A decir verdad como causante de su dolor, no podía ni verlo... ni escucharlo.
Al notarla tan decaída, en ese lugar, el silencio hizo lo que nunca: habló.
—Yo me sentiría orgullosa de ser silenciosa. No es un defecto, es una virtud.
—Eso lo dices tú, que no tienes ningún sonido —le respondió la H con agresividad.
—Que no suenes no quiere decir que no existas —insistió el otro—. El Sol brilla en silencio y a nadie le es indiferente. Las estrellas van y vienen calladitas. ¿Y alguien las olvida? Las flores y las plantas crecen sin conversar. Los artistas crean en silencio, y muchas, muchas veces, es mejor callarse que decir algo. En silencio se piensa, se ama, se madura, se lee. Los colores y los perfumes no necesitan sonar. A nadie mata el silencio. Es más, detrás de mí hay un universo de emociones y sentimientos que se expresan sin decir mu... El silencio es una puerta o una ventana. No es mudo, querida —dijo, y se
calló.
La H pensó bastante en eso y cuando estuvo nuevamente frente a sus pares alfabéticas, les repitió esos argumentos y comunicó su decisión de seguir sin sonido.
El silencio significa muchas cosas. Tanto como las palabras —concluyó.
Las otras letras protestaron, chillaron, gritaron, pero la H no dijo nada más. Sólo cuando todas se miraron, en silencio, comprendieron.


Fabián Sevilla






Excelente cuento para poder reflexionar y darnos cuenta que cada persona es diferente y tienen algo que los hace característicamente especiales e importantes.


De repente vemos lo que los demás tienen y ofrecen, pero estoy segura que cada uno de nosotros también nos sorprenderíamos en darnos cuenta que tenemos algo de que nos pudiéramos sentir orgullosos.






Que tengan un maravilloso Miércoles.... !!!!


jueves, 20 de agosto de 2015

Centro Médica Oriente... la mejor opción!!!

Conoce el consultorio Centro Médica Oriente ubicado en: calle 59 No. 626ª x 8 y 10 Fracc. Emilio Portes Gil, atención psicológica con previa cita al número: 9991720580, también contamos con servicio de ginecología, pediatría, medicina interna, ultrasonido, análisis clínicos y nutrición, Tel: 2899786









Lo que tu quieres oír (Cortometraje)